4.10.02


EN TORNO A LA PRODUCCIÓN DE PERSONAS

De crash a noun para terminar en blade runner


CRASH: mórbida, chocante, angustiosa. Baudrillard le concedía a las relaciones sexuales, en base a "Salò o los 120 días de Sodoma", un aspecto comercial cuya moneda de cambio es el placer cueste lo que cueste, la industrialización de los cuerpos ávidos de placer. Lejos queda el amor, la base de un futuro proyecto en común, la procreación. Pues bien, crash supone la recreación de este aspecto, artificios en busca de placer, contactos escalofriantes de metales, albores de la imposibilidad del sexo, patetismo corporal. Pérdida del romanticismo, de la esperanza, del amor; el coche inutilizado para la relación sexual ingenua, espontánea de parejas de enamorados. Atrás quedó el “asiento de atrás” para dar paso a un gusto enfermizo por destrozarse entre los hierros. De la producción industrial de coches a la producción industrial de personas: NOUN. En noun, máquinas programadas regulan el nacimiento por medio de matrices artificiales. La producción delegada en la máquina ante la inevitable pérdida del don de la reproducción sexual. El placer estará en otra parte, el placer se desplaza, del aparato sexual a la vista, al tacto, a la manipulación directa del cerebro…

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¿Máquina o humano? En Blade runner, los “replicantes” tenían literalmente marca de fábrica, empresa dedicada a la fabricación de modelos artificiales. Aquí parecen darse producción (replicantes) y reproducción (humanos). Los replicantes deambulan entre los humanos en una especie de desconfianza generalizada, de inquietud poderosa, de duda existencial (o mejor “material”) por saber qué o quién es uno.