mar inapropiado para el sosiego
dunas azules de una furia encrespada
brisa ausente
calma enemiga
la indocil turba de olas
recubre con sus manos la densa mañana
un grito aparece
se mece en las crestas
y de piedra es el pecho
que encuentra en la acallada arena
pecho varado por culpa de la tormenta
rostro desfigurado
presa del miedo
permanecer para siempre bajo la ingrata marea
lecho inutil para esperar compañia
donde admitir que el sexo
es vano
vacio
lamina inmensa de voces torcidas
añorando la estancia de dulces caricias